Con este título,
no quiero recordarte sobre como jugar al paddle, ni explicarte cual era el
mejor champagne para comer con una pizza, ni tampoco voy a rememorarte una
agencia de viajes que tenga vuelos con escala directa a Miami. Tampoco quiero
hacerte creer que el River de Ramón con Crespo, el Enzo, Ortega, era mejor que
el Velez de Bianchi o el Boca de Tabarez. Ni mucho menos te voy a decir que te
quedaba linda la remera fluorescente de Fido Dido con el walkman. Lo que me
interesa decirte es porque el discurso de los 90s estas cada vez más
consensuado en nuestra sociedad y como algunos actores políticos y económicos nacionales
e internacionales intentan fomentarlo en la Argentina del 2013 a todas las
escalas.
Como siempre
venimos diciendo, la batalla sigue siendo cultural. Los discursos escuchados en
los principales referentes de la oposición de derecha nos dejan entrever esta
misión mesiánica de volver al sector privado lo que era del estado. Y lo que
sigue en manos privadas, entregarla en forma directa a sus representantes de
los lobbys económicos históricos.
La “esperanza
blanca” de estas elecciones se convirtió en el Intendente de Tigre, Sergio
Massa, que buscaba posicionarse como una figura no confrontativa, de ideas a
futuro, y pensamiento positivo. La charla dada en el corazón de Recoleta, en el
paquete Hotel Alvear ante la Sociedad Rural, los Blaquier, los Werthein
(Telecom), los Ratazzi (Fiat), los Lopez Mena (Buquebus), los Fargosi (Bolsa de
Comercio), los Mendez y De Mendiguren (UIA) mostraron la hilacha de la futura
política económica del Intendente como próximo administrador de intereses
ajenos.
“Yo creo que no
hay que montarse tanto en cuestiones ideológicas y quedarse con los valores” comenzó
el Intendente ante las sonrisas de un centenar de empresarios. Apenas dicho
esto conjeturo que nuestro país fue ingenuo al no tomar deuda en un marco
internacional donde los créditos estén baratos. Se olvidó de opinar sobre las
tasas de interés (en nuestra deuda externa, los intereses contraídos de forma usuraria
e ilegitima representaban la mayor proporción a pagar) y de las presiones
fiscales y monetarias que imponían los organismos internacionales de crédito en
las políticas económicas de las naciones subdesarrolladas. Se habrá olvidado, o
simplemente dijo lo que los asistentes querían escuchar. Si pensamos que un
país que tiene niveles altos de reservas en el Banco Central , que la deuda por
PBI ha bajado del 150% a menos del 10% del PBI, y que posee un sistema de
capitalización importante y seguro, y conjeturar que la solución es tomar deuda
por parte de los mismos organismos de créditos internacionales, es que el plan
económico de Massa, nos está tomando como ingenuos, o como mínimo, nos está
dando la prerrogativa de que las reservas se van a usar para pagar más
intereses sobre créditos. Y olvidarse de las inversiones sociales de los planes
y las inversiones importantes en infraestructura. En este esquema, Redrado, principal asesor económico de Massa, sigue
con la misma matriz de pensamiento desde sus días en Harvard y como asesor en
las privatizaciones de los 90s donde era el “Golden Boy”.
Massa cree
asimismo que la confiabilidad del país está muy baja, y que las inversiones
extranjeras no se sienten atraídas. Pensará que Chevron es una empresa
nacional. Por eso el Intendente cree en que tomar crédito afuera permitiría
aumentar esa confianza. Siempre los neoliberales con esa necesidad inconsciente
de como se ven el exterior; si son bellos, rubios y altos, mejor. La entrada a
ese círculo vicioso de pedir crédito-endeudarnos-pagar intereses usureros-imposición
de políticas liberalizadoras de mercado, nos hace devolver nuestro futuro a los
noventas. Esos noventas que lograron que el sistema jubilatorio privado juegue
con los haberes de millones de trabajadores en la timba financiera en manos de
uno de los principales grupos económicos, el Grupo Clarín, en desmedro del
sistema estatal. No es raro entonces, que el Grupo Clarín muestre al Intendente
como el “único presidenciable” en el arco opositor.
Este intento de
retorno a los 90s no solo está tratando de ser implementado por Massa, la puja
por convertir a nuestro país en un paraíso para pocos lo compite, desde el
centro del porteñaje, el otro Intendente, Mauricio Macri. El Intendente porteño
busca convertirse en la figura que devuelve el orden financiero a nuestro país
a través de las “re” privatizaciones. La misión política que busca conseguir,
una vez fuera presidente, es realizar el mismo acto que Massa, devolver a las
manos privadas lo que era del estado. Macri, pero de forma más directa y clara
que su contrincante tigrense, quiere volver a reprivatizar el sistema
jubilatorio, quiere volver a reprivatizar Aerolíneas Argentinas, quiere volver
a reprivatizar una de las principales fuentes de ingreso que supo codiciar el
Grupo Clarín en los 90s como la televisación de los partidos de futbol y el automovilismo,
hasta busca privatizar el alquiler de las bicicletas otorgadas gratuitamente
por el Gobierno de la Ciudad. Macri tiene la mirada fija en condicionar al
próximo gobierno de la Ciudad ya que la deuda porteña se cuadruplico en tan
solo 4 años. A partir de 2007, la Ciudad debía 1.800 millones de pesos, en 2012
la deuda llego a 6.400 millones de pesos; un 57% de aumento en un periodo de
gobierno. Inclusive, en el único presupuesto que no se presentó como
deficitario que es el de este año, armo un “impuestazo” que estamos sufriendo:
aumento de ABL, aumento de Ingresos Brutos, aumento de impuesto al sello, hasta
subió los pasajes de subte. Que el déficit lo paguen los porteños.
Sin necesidad de
pedir autorización al gobierno nacional, el Gobierno de la Ciudad emitió bonos
a mansalva, estimados en unos 1.400 millones de dólares. La pregunta: ¿para que los uso? Quinientos
millones de dólares (300 para pagar vencimientos de deuda y 200 para
"obras varias"); 300 millones de dólares para extensión de la red de
subtes; 220 millones de pesos para camioneros por la continuidad del contrato
de Higiene Urbana; y 100 millones de dólares para el Metrobus. En fin,
endeudamientos para pago de intereses y deuda, obras menores y no prioritarias.
De esta forma, el endeudamiento es la
política económica guiada por el gobierno macrista, donde el otro financia a
los pocos en desmedro de todos.
De la misma
forma que Massa tiene su Redrado, Macri tiene su Sturzenegger. Federico Sturzenegger, futuro ministro de economía
de un virtual gobierno nacional macrista, posee los mismos antecedentes, o
prontuarios digamos, que Redrado. Jefe en el asesoramiento económico en YPF
entre 1995 y 1998, años del saqueamiento.
Secretario de Política Económica en el 2001, año de la caída y el
recrudecimiento de mantener el modelo neoliberal a costa de los ahorros de los
ciudadanos.
Es más, hoy día
podemos ver cuál sería el primer objetivo de un futuro gobierno nacional
macrista: Devaluar la moneda nacional.
Sturzenegger no se puso colorado cuando tuvo que decir que en este escenario
financiero lo que habría que hacer es devaluar el peso entre un 30% y un 40%.
Atacando directamente el bolsillo de la clase media y trabajadora, ya que el
principal afectado en una devaluación es el sueldo fijo del trabajador. Tus
pesos que hoy cobras, con una devaluación de la moneda nacional, salen menos. O
sea, si cobras $5.000, restale un 40%, y ahí tenes cuanto termina valiendo tu
sueldo. Lo que propone el gobierno macrista es que pierdas el poder económico
de tu bolsillo, y que encima, quiten los planes sociales y de asistencia a la
población más pobre. O vos crees que un gobierno que quiere devaluar la moneda
nacional, ¿va a mantener un plan asistencial?
Ambos,
Sturzenegger y Redrado son los hijos del neoliberalismo, son los hijos del
pensamiento anti estatista donde la intervención del estado lo único que hace
es complicar los negocios para los actores políticos y económicos históricos que lograron ganancias
extraordinarias mientras la mayoría del pueblo reclamaba y luchaba por un
pedazo de pan y un trabajo digno. O peor aún, son los mismos que piensan que el
estado solo debe meterse en el mercado financiero para salvaguardar las
empresas sin importar que sean nacionales, multinacionales y que hayan
defraudado impositivamente al país. Ambos son los ingenieros ejecutores del
futuro saqueamiento de los derechos sociales, económicos y políticos conseguidos tras 10 años de
políticas inclusivas. Creo que la lucha sigue siendo cultural, porque los
resabios del consumismo menemista siguen vulnerando la mente del argentino
medio y la cultura del consumismo y el individualismo heredado choca de frente
contra la lógica de la militancia de base. Tras 10 años de construcción, no
deberíamos dejar que destruyan como quieran los derechos adquiridos. Como decía
mi abuelo, con un pico y una pala podes construir o
destruir una obra.