Ellos dicen que la lealtad tiene precio. Que nos movilizamos
por el chori y la coca, que estamos en política porque queremos no trabajar,
que estamos en política porque queremos “currar”, recibir de arriba las dadivas
del gobierno de turno. Que todo lo que hacemos, lo hacemos por nuestro grupito,
para favorecernos a nosotros únicamente, o que nos movemos porque el “pueblo” que decimos
representar es un segmento que le damos respuesta para que nos voten. Y encima,
ese “pueblo” nos vota porque nosotros le damos regalos a cambio que ellos dicen
que ni siquiera lo merecen.
Sabemos que todo esto es mentira, y si ellos piensan así de
nosotros, es porque los ladrones creen que son todos de su condición. Ellos son
los que pagan para que se expresen en sus usinas masivas de comunicación
mentiras disfrazadas en tono real. Ellos son los que les encanta recibir plata
a cambio, y sumar fama y dinero como única búsqueda de poder, consiguiendo
minutos y horas en las pantallas únicas de un monopolio de la imagen. Ellos son
los que extorsionan a un país creyéndose superiores a las leyes, a la justicia
y a los gobernantes y sus instituciones. Ellos son los que, básicamente, pagan
para que se reproduzcan mentiras y desinformación. Ellos. Son ellos los que se
movilizan únicamente por un rédito económico, por un beneficio económico son
capaces de cambiar las políticas monetarias de los estados.
Y aunque no lo creas,
ellos son leales. En serio, ellos, los periodistas y formadores de opinión, trabajadores
de esos grupos son leales a un grupo concentrado de medios que le paga miserias
(si, miserias por las ganancias que suelen manejar) a cambio de escribir, de
narrar, de poner la cara, el cuerpo y la conciencia a favor de una mentira. De
una mentira interesada parcialmente en beneficio de su grupo. Porque hay una
cuestión que no debemos olvidarnos nunca. Ellos defienden una corporacion de
medios que tiene la ideología de una empresa capitalista, la explotación, la
humillación y el adoramiento del poder y del dinero basándose en la mentira, la
distorsión de la realidad y la opinión sin fundamentos. Por eso, quiero decir
lo siguiente:
Feliz día de la Lealtad, Lanata.
Feliz día de la Lealtad, Bonelli.
Feliz día de la Lealtad, Van de Kooy.
Feliz día de la Lealtad, Tenenbaum.
Feliz día de la Lealtad, Nelson Castro.
Feliz día de la Lealtad, Kirschbaum.
Ustedes son los leales del Grupo Clarín.