“La gente está dispuesta a bajar
sus salarios si fuese necesario”, dijo, muy suelto, Felipe Sola. Mientras que
en las pantallas de C5N, De Mendiguren pedía “suspender las paritarias” para salir
de esta “supuesta” crisis económica generada por el gobierno. Siempre son las
mismas estructuras de pensamiento que tratan de combatir el principal mal de
esta sociedad: la clase trabajadora. Ya no es necesario aclarar que el congelamiento
de salarios perjudica de forma directa a la clase trabajadora y a una gran parte
de la clase media empleada. Pero lo que
no deja de esclarecer es el remedio a esta “supuesta crisis”. Ajuste, devaluación
y que lo pague el trabajador.
Está claro que hablamos de “supuesta
crisis” porque esta alza de precios fue armada por las corporaciones agrarias,
alimenticias y de medicamentos, amparados por la usina mediática privada del
Grupo Clarín y sus progenitores. El “miedo y la incertidumbre del aumento”,
como la híper inflación de los 80s, que generaba aumento en el consumo, y
sobretodo, aumento irrisorio de precios es un circulo vicioso difícil de
digerir si uno piensa que esto está siendo generado.
En primer término, esta situación
vivida en estos días es incomparable con una hiperinflación donde los aumentos
eran en horas e inverosímiles y los salarios se paralizaban ante el intento
logrado de desarmar el aparato industrial por el menemismo. En segundo término,
los aumentos generados sobre diversos productos se deben a una necesidad empresarial
de mantener los mismos márgenes de ganancias que antes. Partamos de un caso
donde no existe la influencia de las importaciones ni de las divisas
extranjeras como es el cemento. El cemento es un oligopolio, el 96% del mercado
lo controlan 3 empresas. Si, solo 3 empresas. Cemento Avellaneda, Cemento
Minetti, y Holcim (ex Loma Negra). Está claro que la materia prima es nacional,
y sobretodo la mano de obra se paga en pesos. Durante los 3 días de la “estampida
del dólar”, estas 3 empresas aumentaron un 25% la bolsa de cemento. ¿Casualidad
o causalidad? Lo mismo que aumentó el dólar en esos días de Enero. Una bolsa de
Cemento Portland pasó de cobrarse 47$ finales (con IVA incluido), a 57,50$ finales,
posterior a la estampida. Pensemos este caso, y multipliquemos a la siguiente
lista.
El gobierno
nacional al emplear la política de los #PreciosCuidados establece un punto de
partida intermedio. Por una parte, beneficia al consumidor directo de productos
que es el pueblo bajando y fijando precios de bienes de supervivencia como son
los alimentos. Pero por otra parte, permite que el “mango de la sartén de los
precios” lo siga teniendo esta clase especuladora empresarial controladora de
los bienes y servicios que consumimos. Por eso mismo, el precio esta
manifestado por un componente esencial que es el costo. Esto debe guiar al
gobierno nacional, ¿cuál es el costo de un producto? Y a partir de allí generar
un precio para el consumo interno de los productos. Para eso es necesaria la Junta
Agro-Alimentaria que controle desde la producción hasta la comercialización de
los productos en el mercado interno. Que no tengamos influencias por aumento de
divisas o incertidumbres financieras sobre nuestra canasta básica. Hoy, en
2014, si pensamos un poco para atrás, da más bronca pensar que un “voto no
positivo” permitió no generar un instrumento recaudatorio importantisimo como
las retenciones al comercio agrícola que se podría haber utilizado para la formación
de esta Junta o para controlar la producción agrícola altamente competitiva. Si
pensamos que un conjunto de no mas de 100 empresas controlan el 80% del
comercio nacional, desde las agropecuarias, las alimenticias, las energéticas (YPF
incluida como una sociedad anónima) , las mineras y las metalúrgicas, y que se
encuentran concentradas en 2 o 3 empresas líderes, sabemos quiénes son los
verdaderos formadores de precios. Por eso, resulta como mínimo llamativo, o
como yo creo alarmante seguir dejando que este puñado de empresas sigan
controlando los precios. La estrategia comercial de estas empresas es clara.
Que los aumentos conseguidos en las paritarias salariales y los aumentos a las
jubilaciones sean “comidos” por la inflación generada por los oligopolios
formadores de precios. Para ellos, los aumentos no valen, o no los merece
nuestro pueblo, por eso, desprecian al pueblo trabajador y lo de-precian,
subiendo precios con motivos y razones distorsionadas por otro oligopolio como
son las empresas privadas de medios de comunicación. A pesar de todo, el control ciudadano ejercido por los
#PreciosCuidados es necesario, pero no es definitivo ni suficiente. Es
necesario crear una institución que acompañe al pueblo en su rol de controlador
y ponga en regla a estos especuladores no únicamente con multas, sino
consiguiendo el objetivo de fijar precios internos que sean posibles auditar
por todos. Porque si hay algo que siempre nos enseña el capitalismo en todas
sus variantes es que la voracidad nunca se apaga.
Por eso, la
variante neoliberal del nuevo milenio se presenta como un arma de doble filo.
Por una parte, los sectores mas duros, enemigos del gobierno, empresarios de
corporaciones, que con la herramienta económica-financiera generan la “enfermedad
de la inflación” amparada en la masificación “objetiva” de los medios de comunicación. Porque esos medios de
comunicación reciben millonarias sumas por espacios de publicidad de estos
oligopolios formadores de precios (el ejemplo más claro de asociación entre los
oligopolios es Expo Agro manejada por el
Grupo Clarín). Y del otro lado, están los congruentes políticos que se acoplan
a este mandato ecnomico, como los Felipe Sola, y los Jose de Mendiguren, y
desde el aparato politico reclaman congelamiento de salarios para cumplir con
el plan de los oligopolios. Ajuste en los salarios y que no haya discusión sobre
los precios y su formación.
Por eso, en
este momento histórico, donde la usina neoliberal cobra fuerza, donde la restauración
conservadora se hace oir a través de intentos financieros de golpes en toda
America latina es necesario que el gobierno busque contrarrestar esta movida
especulativa, no con las formulas para
generar “confianza” en los mercados, sino combatiendo el capital y
generando mecanismos, instrumentos e instituciones para que el precio interno
no siga subiendo como la Junta Agro Alimentaria. La nacionalización del
comercio nacional se hace indispensable para que el neoliberalismo aggiornado
no logre capitalizar la opinión pública ni mucho menos logre intentar golpear
de muerte a un gobierno que nos demostró que cuando existen dificultades da el
doble de sus esfuerzos. Y esperemos por última vez que logre la profundización que
muchos apoyamos y necesitamos para que un futuro gobierno, sea del color que
sea, no pueda dar marcha atrás con las medidas políticas, económicas y sociales
logradas en esta década.
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